En la obra de Orgye, los cuerpos se convierten en su campo de experimentación, donde las formas se deforman, se reinventan y se transforman en nuevas narrativas visuales.
Su trabajo juega con la tensión entre lo reconocible y lo desconocido, creando un diálogo constante entre la realidad y la interpretación subjetiva. A través de líneas, colores y texturas, el artista explora temas de la condición humana, como el deseo, la intimidad y la sensualidad.
Orgye combina lo abstracto y lo figurativo como un juego visual que despierta la curiosidad y la imaginación del espectador.